Reseña: ‘Bloom’, una novela gráfica tan insípida como decepcionante



Título: Bloom
Autores: Kevin Panetta, Savanna Ganucheau
Editorial: Destino
Páginas: 368
Fecha de publicación: octubre, 2019
Sinopsis: Ari terminó la preparatoria y está listo para comenzar su vida: mudarse a la gran ciudad, triunfar con su banda ultra cool y, sobre todo, dejar la pa­nadería familiar, si logra convencer a su papá.

Cuando era niño disfrutaba trabajar ahí, pero ahora no se imagina pasar el resto de sus días amasando y horneando, pues lo que quiere es tener historias que contar.

Mientras entrevista a candidatos para reemplazarlo, conoce a Héctor, un chico lindo que ama la panadería tanto como él quiere escapar de ella. Ari y Héctor tienen una química inexplicable que los acerca más y más con cada receta que comparten y con cada charola de pan que sale del horno. El amor está listo para florecer… si es que Ari no lo arruina antes.

Kevin Panetta y Savanna Ganucheau han creado la receta perfecta para una novela gráfica: el primer amor, postres deliciosos, decisiones equivocadas, pero también con lo maravilloso que es encontrar a las per­sonas con quienes crecer se vuelve una aventura increíble.

Si no fuera porque fui capaz de leerla de una sentada, me estaría arrepintiendo de haberle dado siquiera una oportunidad a una novela gráfica como esta. Siendo honesto, no tenía ninguna expectativa respecto a lo que encontraría, pero cualquier cosa que hubiera imaginado se habría quedado muy lejos de la triste realidad.

Bloom nos presenta a Ari y su familia, propietarios de una panadería que atraviesa tiempos difíciles. Pese a que el joven disfrutaba de ayudar a su padre en el trabajo cuando era niño, ahora solo sueña con irse a vivir a la gran ciudad para cumplir su sueño: sacar adelante una banda de música con sus amigos. Sin embargo, mudarse lejos implica también tener dinero para hacerlo. Y, debido a los pocos ingresos que reciben por parte de la panadería, la familia de Ari sufre por llegar a fin de mes. Obligado ahora a pasar mucho tiempo en la panadería para evitar el cierre al que parece estar destinada, el muchacho busca soluciones para poder marcharse. 

En un esfuerzo por encontrar salida a la panadería sin que eso suponga renunciar al proyecto que ha emprendido con su pandilla, Ari comienza a buscar candidatos que puedan echarle una mano en el comercio. En una de las entrevistas que realiza para validar la capacidad de los voluntarios, Ari conoce a Héctor, otro adolescente del pueblo cuya pasión siempre ha sido la gastronomía. Desde ese momento, no solo la vida de ambos cambia radicalmente, sino también el futuro de la panadería.

Pese a que la obra tenía los ingredientes suficientes —nunca mejor dicho— para contar una historia bonita y necesaria, la ejecución de la misma ha sido nefasta. Ni siquiera el mensaje tan importante que transmite la novela es capaz de hacer que su lectura merezca la pena. La obra está compuesta por un batiburrillo de clichés de los que el lector ya está harto y que ni siquiera se encuentran bien empleados. Siempre he sido defensor de los clichés, pero la manera en que se usan en Bloom es simplemente un no rotundo. No solo se cargan lo que podría haber sido un argumento original, sino que además impiden el correcto desarrollo de los personajes.

En lo que respecta a la trama, es difícil ver dónde ha radicado el problema porque nada se ha hecho bien. Ni los diálogos tenían sentido, ni sus giros argumentativos eran realistas, ni las ideas que se plasmaban han invitado a que tanto Ari como Héctor pudieran evolucionar más allá del romance que surge entre ambos. Los dos tenían motivaciones, pero se acaban olvidando de ellas hasta el punto de que no sabemos cómo se cierran las puertas que en un principio se abren. Para lo largo que es el libro, que no logre despertar ningún tipo de emoción ya dice bastante de este.

Por muy buenas que sean las ilustraciones de la obra —que, en efecto, lo son—, es imposible que una novela gráfica pueda sobrevivir únicamente por lo gráfico. Si la historia no es buena, poco tiene que hacer el dibujo que le da forma. Un gran ejemplo de libro que cuenta algo similar es Heartstopper de Alice Oseman, que, aunque su enfoque y la caracterización de los personajes es bastante diferente, sí pude disfrutarlo y apreciarlo. Una pena que Bloom, pese al intento, no haya conseguido lo mismo.


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1 comentario:

  1. Hola, han regalado este libro a mibhija de 7 años, voy a leerlo antes que ella, pero recomendarias esta lectura para un infante de su edad? Yo no estoy seguro de dejarle leerlo aun.

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