Reseña: ‘Carta de una desconocida’, una novela corta que eriza la piel



Título: Carta de una desconocida
Autor: Stefan Zweig
Traductora: Berta Conill
Editorial: Acantilado
Páginas: 72
Fecha de publicación: enero, 2002
Sinopsis: “Solo quiero hablar contigo, decírtelo todo por primera vez. Tendrías que conocer toda mi vida, que siempre fue la tuya aunque nunca lo supiste. Pero sólo tú conocerás mi secreto, cuando esté muerta y ya no tengas que darme una respuesta; cuando esto que ahora me sacude con escalofríos sea de verdad el final. En el caso de que siguiera viviendo, rompería esta carta y continuaría en silencio, igual que siempre. Si sostienes esta carta en tus manos, sabrás que una muerta te está explicando aquí su vida, una vida que fue siempre la tuya desde la primera hasta la última hora”.

Hacía tiempo que no me encontraba con una novela tan poderosa como esta. En realidad, con un relato tan poderoso como el que nos ha regalado Stefan Zweig. Porque, aun con solo cincuenta páginas, la historia que se narra en Carta de una desconocida es más impresionante que muchas en libros de más de quinientas.

Ni siquiera sé por dónde empezar. Lo maravilloso es que la obra toma forma bajo una premisa aparentemente muy sencilla: un famoso escritor recibe la carta de una persona que no conoce. O que, por lo menos, no recuerda. La carta es el testimonio de una mujer que ha estado enamorada de él toda su vida, que lo ha considerado su amor platónico desde que tenía trece años. A partir de ese punto, es alucinante la manera en que el autor mantiene absorto al lector en la narración. Una historia que se va construyendo poco a poco y que, a medida que gana intensidad, las emociones que suscita se hacen más fuertes. El protagonista de la obra no puede apartar la vista de la carta; el lector, tampoco.

Sentí que el autor jugó con mi mente como si fuese la cosa que más acostumbrado está a hacer. La forma con que logra enganchar es alucinante, apasionante. Más que un recorrido, la obra es una carrera. Imposible abandonar la lectura, dejar de pasar página tras página. La angustia de un corazón roto y enamorado grita, cobra vida y se mete en la cabeza del lector sin pedir permiso. Una adicción tan excitante como emocionante que pocos libros son capaces de provocar.

La obra, además, es una exploración a la naturaleza de la memoria y al regreso de pasadas experiencias. ¿Qué tanto recordamos el ayer? ¿Cómo dos personas evocan de manera tan distinta una escena que significó tanto para una de ellas? ¿Cómo, acaso, es posible que una mujer sea capaz de morirse por el amor de un hombre que no ha amado ni amará jamás? Carta de una desconocida ahonda en la fuerza del anhelo, pero lo que le otorga más garra al relato es que ese desgarrador anhelo sea hacia alguien que siente plena indiferencia ante el deseo de la gente que lo rodea. 

Es importante recalcar la locura y obsesión maníaca de la dama porque ahí reside la magia de la obra. Esta es la mera representación de lo que son la adoración, la pena, la rabia, la lucha y la desolación combinadas y en su máximo esplendor. La mujer ya está muerta —podemos asumir que, de hecho, lleva desde que tenía trece años estándolo—, y eso hace que no le importe confesarle todo a su destinatario. Los detalles que han ensuciado su figura, aquello de lo que se arrepiente, los actos que ella considera más impuros. El mundo es complejo, y en esa complejidad se aferra el autor para convertir este relato en excepcional. En una obra maestra. En la plasmación salvaje de una vida que muestra la verdad del por qué somos humanos.

Por otro lado, es interesante la visión que se nos da de la condición de la mujer a finales del siglo XIX. Ambientada en la Viena de aquel entonces, se tocan por encima temas como la prostitución y la pobreza y se expone el doble rasero sexista. Aunque no se condena, es evidente que supone una imagen muy exacta de la realidad en aquella época, y eso da lugar a una necesaria reflexión. ¿Qué tan diferente es el mundo de dos siglos atrás con el de ahora? ¿Acaso no nos seguimos escandalizando con “conductas inapropiadas” de la mujer mientras a los hombres no se les exige nada en este aspecto? Es indudable el avance, pero queda mucho por conseguir. Y la obra, tal vez sin pretenderlo, nos recuerda que debemos seguir poniendo el foco en ello.

Dramática, intensa e intrigante hasta el final, Carta de una desconocida es una novela corta que eriza la piel. La narración de Stefan Zweig es tan dolorosa y hermosa a partes iguales que es difícil hacerle justicia en solo unas líneas. No pidas entender nada de lo que se cuenta en este libro: solo vívelo. Siéntelo tuyo. La carta de amor de una desconocida es también una carta de amor a la literatura.


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