Myriam M. Lejardi: “Lo más importante que pueden ofrecer las nuevas generaciones es su punto de vista”


El 20 de octubre llegaba a librerías Prende fuego a la noche, el esperado regreso de Myriam M. Lejardi después del éxito de Del amor y otras pandemias el pasado año. Hoy, la autora visita El Rastreador de Letras para charlar sobre su nuevo lanzamiento, las nuevas voces que están apareciendo en el panorama literario y su prometedor futuro dentro de la industria editorial.


SOBRE MYRIAM M. LEJARDI



Myriam M. Lejardi (1987) nació en Madrid, pero vive en un pueblecito cercano a la capital, cuyo nombre no quiere mencionar porque tiene una rima muy fea. Se licenció en Periodismo, aunque no lo ha ejercido nunca. Entre sus aficiones destacan leer, prepararse tostadas de aguacate a horas intempestivas y adoptar más gatos de los que es capaz de gestionar. Ha dedicado muchos años al fanfiction, género con el que dio sus primeros pasos como escritora. En 2019, decidió pasarse a las historias originales y, hasta la fecha, ha publicado varios relatos de fantasía juvenil en diferentes antologías, una novela corta distópica (Pretérito pluscuamperfecto), un romance paranormal (Olor a menta) y una novela romántica new adult titulada Del amor y otras pandemias (Molino, 2020). Actualmente se encuentra en plena promoción de Prende fuego a la noche (Molino, 2021), su última publicación. 


 ENTREVISTA
   
Desde hace tiempo has estado publicando novelas cortas o relatos en diferentes antologías, pero podemos decir que tu carrera literaria realmente explota en 2020, con la publicación de Del amor y otras pandemias. ¿Desde cuándo escribes y qué supuso para ti debutar en la industria editorial? 

Empecé a escribir a los diecisiete años y, por muy absurdo que pueda parecer, lo hice para intentar ligar con una muchacha (para sorpresa de nadie, salió mal). No me lo tomé en serio hasta los veintiuno, cuando retomé la idea de un fanfic al que acabé dedicándole diez años (Mortífago). 

Habiendo invertido tanto tiempo en el mundo del fanfiction, publicar con una editorial me pareció un sueño y, a su vez, me dio un miedo atroz. Ya no consistía solo en escribir algo y colgarlo en internet, había más personas implicadas en el proceso y me preocupaba muchísimo (sigue haciéndolo) decepcionarlas o entorpecer su trabajo. Por suerte, la experiencia fue maravillosa.


Se puede tardar años en escribir una novela; sin embargo, Del amor y otras pandemias llegó a librerías el 23 de octubre, apenas siete meses después de que la pandemia por COVID-19 sacudiera nuestro país. ¿Cómo surge la obra y cuánto dura el proceso de escritura de la misma?

Del amor y otras pandemias fue un encargo. Las editoras de Molino se pusieron en contacto conmigo para hablarme de la idea a grandes rasgos (un enemies to lovers, convivencia obligatoria y la pandemia de fondo) y les presenté una propuesta. Cuando me dijeron que les gustaba y matizamos alguna cosita, ya tenía toda la escaleta hecha, así que tardé poco en redactar la novela. Tres semanas para escribirla y una para terminar de revisar todo bien. Es muy cortita.


Del amor y otras pandemias logró convertirse en uno de los libros de literatura juvenil más vendidos del final de año y ya acumula miles de calificaciones en Goodreads. ¿Te sorprendió el éxito de tu primer gran trabajo? 

¡Muchísimo! No tenía ni idea de cómo iba a funcionar, pero no me esperaba ni por asomo que lo hiciera así de bien. Más de un año después de haberse publicado, siguen llegándome comentarios sobre la historia. Estoy supercontenta.


Tras el lanzamiento del libro, ¿sentiste presión por la posible recepción de los lectores? ¿Quisiste leer las críticas o, por el contrario, intentaste evitarlas? 

Siempre siento presión y dudo que sea algo que cambie en el futuro, da igual los libros que publique. Cuando escribes, por mucho que te guste lo que estás haciendo, es casi imposible saber cómo va a funcionar. Puedes tener cierta idea de qué se vende más y qué menos, pero eso no garantiza demasiado.

Reseñas no leo a menos que alguien me etiquete (en Instagram, por ejemplo). En este caso lo hago para poder responder de la forma más personalizada posible y porque entiendo que, al etiquetarme, la persona que la ha escrito quiere que sepa su opinión. Goodreads no lo uso y tampoco busco en blogs o en otras redes sociales. Por un lado, porque considero que las reseñas son para los lectores, por otro, porque no quiero que nadie se sienta violento por no poder decir lo que le apetece pensando que quizá vaya a verlo y, por último, porque me generan muchísima ansiedad.


Ahora, un año después, regresas a librerías con Prende fuego a la noche, una novela mucho más oscura que Del amor y otras pandemias pero repitiendo el amor como uno de los temas principales. ¿Cómo surge la obra y qué puede esperar el lector de ella?

Igual que en el caso anterior, hubo una conversación previa. Queríamos vampiros y algo bastante más oscuro, sin tanto humor. Y romance, claro. Así que trabajamos en la idea durante un par de meses y luego estudiamos una serie de cambios para que fluyera mejor.

Con respecto a qué puede esperar el lector… ¿Lo opuesto a Del amor y otras pandemias? No solo por el género (fantasía urbana), sino por el tono. Pese a algún punto gracioso, no estamos ante una comedia. Hay muchos más personajes, acción, cambios de escenario… Cuando escribí Prende fuego a la noche buscaba algo parecido a «Cazadores de sombras», con toda esa sociedad de monstruos oculta, aunque un poco más creepy y, bueno, gay.


¿Sigues el mismo patrón cada vez que comienzas a escribir un libro? ¿Cuán diferente ha sido el proceso de escritura de Prende fuego a la noche con respecto al de Del amor y otras pandemias?

Más o menos. Escribir contemporánea y fantasía conlleva diferencias importantes. Con independencia de que esa fantasía sea urbana (en el caso de Prende fuego a la noche, ubicada en España), es importante construir un worldbuilding sólido, conocer todas las criaturas que vas a incluir (da igual que al final acabes sacando solo un 10 % de lo que sabes, tú tienes que tener claro hasta el último detalle), sus normas y jerarquías. Así que lo primero que hice con esta última novela fue crear un documento de treinta páginas explicando todo esto. 

Después, sí, fue parecido. Hacer una escaleta, darle un par de vueltas hasta que funcionara y empezar a escribir. Claro que esta escaleta también fue mucho más complicada por la cantidad de personajes, escenarios y situaciones. Ya no eran solo dos chicos encerrados en una casa, no solo había que dosificar los sentimientos románticos que iban surgiendo entre ambos.


Suponemos que Myriam M. Lejardi es quien es hoy gracias a toda la cultura de la que se ha estado nutriendo desde pequeña. ¿Cuáles han sido tus inspiraciones?

Uf, qué difícil. No sabría decirte, hay muchísimas cosas que me inspiran. La música (necesito hacerme listas de reproducción de cada proyecto, antes incluso de empezarlo), el cine (tiendo a imaginar determinadas partes de las novelas como si fueran escenas, para poder describirlas bien), otros libros… Lo normal, vaya. Creo que lo que más se sale de lo típico son los paseos con mi perra: nos vamos a andar, con la música a todo trapo, y de ahí suelen surgir las mejores ideas.

Con respecto a autores, y hasta la fecha, los que más me han inspirado han sido Neal Shusterman, Christopher Moore, Victoria Schwab, Rick Yancey, Elle Kennedy y Alice Kellen.


La industria literaria está experimentando un auge de autoras que podríamos considerar “una nueva generación”. Como lectora y escritora, ¿qué crees que esta generación puede aportar al sector y qué campos crees que todavía son necesarios conquistar?

Lo más importante que pueden ofrecer las nuevas generaciones o, más concretamente, la gente joven que empieza a publicar es su punto de vista. Me explico: por un lado, la deconstrucción que muchas personas consiguen (por la que hay que seguir esforzándose), los distintos modos de enfocar realidades, son clave para que los lectores, tanto jóvenes como adultos, se empapen de ciertas cosas de las que, quizá, en su día se hablara menos. Estoy generalizando, por supuesto, pero creo que en la actualidad hay mucha más diversidad en las novelas. Y esto es importante para que cada vez más gente lo tenga un poco más sencillo a la hora de verse representada.

Por otro lado, y también importantísimo cuando hablamos de juvenil: pese a que hay gente adulta perfectamente capaz de saber qué le interesa a un adolescente, cómo contárselo, muchos otros pierden esa perspectiva. Un ejemplo absurdo: a la hora de escribir una contemporánea inspirada en un instituto, yo ya no puedo centrarme en cómo eran las cosas en mi época porque han cambiado. Tengo que documentarme cada vez más. Y estoy segura de que llegará un punto en el que me quedaré «fuera». Hay historias en las que es más sencillo evadir esto, gente que es capaz de seguir el ritmo, pero opino que siempre le costará un poquito menos a personas cuya edad no esté tan distanciada de la de su público objetivo. 

Con respecto a qué conquistar… Muchísimas cosas. A lo que le tengo más ganas: que deje de considerarse a la literatura romántica (de cualquier subgénero) como algo «para chicas». Es lo más absurdo del mundo.


Con más de dos libros ya a tus espaldas en el panorama editorial, ¿cuál es tu próximo gran objetivo? ¿Qué deseo te gustaría cumplir a largo plazo?

Ser multimillonaria me haría increíblemente feliz. Como lo veo complicado, me quedo con aquello de conseguir vivir de mis novelas.


Para finalizar, ¿nos puedes contar en qué te encuentras trabajando actualmente? 

Ahora mismo acabo de revisar las galeradas de Cómo (no) enamorarse, que saldrá en 2022 gracias a La Galera, y estoy terminando otra novela; si no se tuerce nada, también será publicada el año que viene. Ambas son comedias románticas (new adult).


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