Reseña: ‘Cielo infinito’, el final de una trilogía deslumbrante

Título: Cielo infinito (El piso mil, #3).

Autora: Katharine McGee.

Editorial: RBA Molino.

Páginas: 544.

Fecha de publicación: septiembre, 2018.

Precio: 17,00 €. Comprar libro / Añadirlo en Goodreads

Sinopsis: Bienvenidos de nuevo a la ciudad de Nueva York, en el año 2119. En la glamurosa supertorre de mil plantas que se alza en el corazón de Manhattan, millones de personas llevan una vida en la que los escándalos son los protagonistas. Leda, Watt, Rylin, Avery y Calliope pugnan por evitar que salgan a la luz sus mayores secretos, que amenazan con destruirlo todo y empujar sus idílicas existencias al vacío.

Hay veces en que la verdad solo sirve para hacer daño. En que desvelar un secreto es mucho más egoísta que seguir guardándolo.

Pues bien, ha llegado la hora de escribir una reseña en condiciones para esta trilogía. Soy consciente de las críticas tan variadas que ha ido cosechando desde el día de su lanzamiento, pero no estaría siendo yo si viniera y ocultara lo MUCHO que la he amado.

Puestos a ser justos, este final merece cuatro en vez de cinco estrellas; no obstante, le doy la máxima puntuación por la serie en su conjunto. Las entregas anteriores son ligeramente mejores que el desenlace, aunque todas han conseguido lo que pretenden: sacar al lector de su respectiva vida y transportarlo a la de los demás. Porque de esta trilogía no valoro lo que consiga hacer reflexionar, sino lo única y divertida que es desde la primera hasta la última página. Queremos DRAMA y eso es exactamente lo que Katharine McGee nos da.

Es cierto que hacía tiempo que una salga no me volvía adicto de la forma radical que lo ha hecho esta. Los libros han logrado engancharme a niveles asombrosos, que es una de las cosas principales por las que destaca «El piso mil»; sin embargo, Cielo infinito es un poco más lento en comparación con sus predecesores. Tampoco tiene una trama igual de trabajada, pero cautiva de manera eminente por los suculentos conflictos a los que tienen que enfrentarse sus protagonistas (¡y eso es brillante!). ¿Quién necesita un gran argumento teniendo a personajes que te mantienen enganchado? Es algo que, aun cuando ya sobresale en las otras partes por lo bien utilizado que está y lo genial que termina funcionando, en esta tercera se aprovecha todavía más sabiendo jugar con ello y profundizándolo. No pasa nada relevante y, sin embargo, deseas seguir leyendo. ¿No es maravilloso?

Lo que siempre he admirado de esta trilogía es el cambio de estilo que propone al género de la ciencia ficción para convertirlo en lujoso, sofisticado y glamuroso. El futuro que ofrece es provocador y, por muy imposible que parezca, cuando te sumerges en la historia aparenta que estás viviendo algo de total autenticidad. Además, respecto a la idea que nace en El piso mil, avanza muchísimo en sus continuaciones haciendo que la sociedad creada por la autora se vaya adueñando del mundo que la rodea. Como he comentado, hasta el extremo de creerla sin ningún tipo de tabúes. Sin llegar a pensar que nada de lo que estás leyendo es real.

Los secretos, las mentiras y las traiciones se convierten en el mayor atractivo de la serie. Y es que, a decir verdad, no hay nada como un buen juego sucio para atrapar la atención de cualquiera. Todos los personajes están especialmente locos y aun así han conseguido enamorarme de sus vidas. Al fin y al cabo, no dejan de ser igual que nosotros y de actuar de la misma forma a como lo haríamos en la actualidad, lo que demuestra que por mucho que avancemos, ningún futuro será capaz de eliminar los fallos que nos hacen humanos.

Me gustaría concluir resaltando el gran descubrimiento que ha supuesto la autora. Es sorprendente que este haya sido su primer proyecto en el mundo de la literatura, pues demuestra tener la experiencia de escritores veteranos. Su pluma es exquisita y le da el toque final a una trilogía que, pese a lo que diga el resto, a mí me ha parecido magnífica. Incluso no descarto que vaya a ser el comienzo de una nueva tendencia que haga resurgir el género futurista como nunca antes lo habíamos visto. Gracias, McGee. Algunos, sencillamente, hemos nacido para leer esto.

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