Reseña: ‘Pobres Criaturas’, la reivindicación de Emma Stone
Duración: 141 minutos
Fecha de estreno: 2024
Sinopsis: El Dr. Godwin resucita a la joven Bella Baxter para que aprenda a su lado. Sin embargo, ella huye en compañía de un abogado en una aventura relámpago a través de los continentes. Libre de los prejuicios de su época, se mantiene firme en su propósito de defender la igualdad y la liberación.
No ha pasado siquiera la primera mitad del año y ya es seguro decir que no habrá película más gamberra, irónica y divertida que Pobres criaturas de Yorgos Lanthimos. Al menos, no en 2024. El director ha construido un laberinto en el que, pese a conocer todas las salidas, se pierde a propósito para demostrar que sabe encontrarlas. Pero no lo hace solo: por el camino, Emma Stone lo guía mientras se convierte en la mejor actriz de los últimos tiempos.
Adaptando la novela homónima de 1992 del escritor británico Alasdair Gray, Pobres criaturas nace como la versión feminista de Frankenstein. Sin embargo, esta descripción podría no hacer justicia a la que va a ser recordada como una de las grandes películas de la década. Yorgos Lanthimos evita seguir ninguna regla y sus inspiraciones acaban siendo pequeñas piezas de un rompecabezas mucho más profundo. De hecho, quizás esa sea la clave de su fórmula: el recuerdo de tramas pasadas se proyecta en pantalla de forma completamente novedosa.
Pobres criaturas nos traslada a una época victoriana donde el tiempo y el espacio son tan confusos como la propia narración. Allí, el viejo científico Godwin Baxter (Willem Dafoe) da vida a Bella Baxter (Emma Stone), una joven cuya edad no va en sintonía con su madurez y crecimiento físico. Godwin Baxter se encarga de su educación en compañía del entregado estudiante Max McCandles (Ramy Youssef), quien acaba conectando con Bella a medida que pasa tiempo a su lado analizando sus progresiones. No obstante, el encierro la hace refugiarse en el avispado abogado Duncan Wedderburn (Mark Ruffalo), que le promete enseñarle un mundo que Bella todavía desconoce.
Yorgos Lanthimos propone una historia fascinante en la que, pese a ser la rareza la base de su argumento, son sus destellos realistas los que la hacen estar a un nivel superior. El director se lo pasa de maravilla jugando con el doble sentido y, aunque cada escena parece más loca que la anterior, el conjunto de todas ellas la hacen ser una sátira brillante de la vida. Nada sobra en Pobres criaturas, ni siquiera el cambio constante en la paleta de colores para entender mejor a los personajes y su universo. Con pequeños guiños a la obra maestra de Mary Shelley, pero tratando de diferenciarse de todo lo que se haya hecho antes, la película es una joya feminista que destaca por su ingenio y respeto para tocar temas como la prostitución o el abuso. Desde su guion hasta el diseño del maquillaje o el vestuario, la cinta roza la perfección en su ejecución.
Sin embargo, si hay una auténtica triunfadora en Pobres criaturas, esa es Emma Stone. La actriz no necesitaba demostrar nada a nadie después de su aclamadísimo papel en La La Land (2016), pero lo que logra en Pobres criaturas va más allá de hacer una actuación sublime. Su interpretación es impecable, exquisita e inmejorable. Emma Stone se entrega en cuerpo y alma a Bella Baxter, y el resultado es tan excelente que se queda sin suficientes calificativos positivos para reseñarlo. Sus movimientos, gestos o miradas son de una maestría característica de quien domina su oficio como no muchas personas lo hayan hecho antes. Es un papel que, sin duda, se recordará en la historia del cine reciente.
El disparatado mundo de Yorgos Lanthimos y Emma Stone es el disparatado mundo en el que también vivimos nosotros. La película tiene tanto corazón que su surrealismo desprende más realismo que nunca. Bella Baxter no busca ser una heroína, pero emprende un viaje que hace que no puedas evitar apoyarla. Y es que, en el fondo, su historia nos revela la más triste de las verdades: ella no es, ni será, la única pobre criatura.
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