Reseña: ‘El Pozo de la Ascensión’, una pausa en el camino



Título: Nacidos de la Bruma. El Pozo de la Ascensión
Título original: Mistborn. The Well of Ascension
Autor: Brandon Sanderson
Editorial: Nova
Páginas: 784
Fecha de publicación: 2016
Sinopsis: Durante mil años nada ha cambiado: han caído las cenizas, los skaa han sido esclavizados y el Lord Legislador ha dominado el mundo. Pero lo imposible ha sucedido. El Lord Legislador ha muerto. Sin embargo, vencer y matarlo fue la parte sencilla. El verdadero desafío será sobrevivir a las consecuencias de su caída.

Tomar el poder tal vez resultó fácil, pero ¿qué ocurre después?, ¿cómo se utiliza? La tarea de reconstruir el mundo, ahora que Kelsier no está, ha quedado en manos de Vin. Y las brumas, desde que el Lord Legislador cayó, se han vuelto cada vez más impredecibles...

A medida que el asedio se intensifica, la antigua leyenda del Pozo de la Ascensión ofrece un único rayo de esperanza. En ese mundo de aventura épica, la estrategia política y religiosa debe lidiar con los siempre misteriosos poderes de la alomancia...

Las continuaciones nunca son fáciles. A menudo se tiende a pasar por alto la enorme complejidad que hay detrás de una segunda entrega: los personajes se han de ver obligados a evolucionar y la nueva trama tiene que sustentarse por su coherencia con respecto a la inicial. Es por eso, precisamente, que Brandon Sanderson tenía con esta obra un gran reto por delante. Un reto cuya dificultad incrementaba si se tenía en cuenta que veníamos de la notable El Imperio Final.

La segunda entrega de Nacidos de la Bruma presenta una historia mucho más política que la parte antecesora. Tras ese épica conclusión en el que Vin derrotaba al lord Legislador y se hacía con el control de Luthadel, era momento de comprobar cómo la pandilla de Kelsier gestionaba el poder que ahora ejercía sobre una ciudad que hasta entonces había sido una dictadura. Sin embargo, cuando el poder no tiene dueño, todo el mundo lo ansía. Y la corona del noble Elend, en quien Vin había depositado toda su confianza, pronto sería demandada por otros dirigentes. Será la presión de gobernar con honradez para complacer al pueblo y el coraje de hacerlo con sabiduría para no perder el trono lo que complicará el hecho de llevar esa corona.

Pese a que disfruté mucho el primer libro, fueron las escenas de acción las que menos me entusiasmaron, pues todavía no estaba acostumbrado al sistema mágico de los metales. Esto hizo que no abrazara de mala gana una trama más calmada para su continuación, en la que el peso cayera sobre los diálogos. Además, la presencia de la política durante todo el argumento requería conversaciones maduras y bastante más reflexivas que las que hubo en El Imperio Final. En lo que respecta a este asunto, Sanderson no decepciona en absoluto. De hecho, deja a relucir una sublime destreza que había estado pasando desapercibida. 

No obstante, pese a que los diálogos son el elemento que sustenta la historia en esta ocasión, el momento de mayor brillantez no llega hasta las últimas doscientas páginas. El autor peca de esperar demasiado hasta dar lugar a la acción y, en una novela de casi ochocientas páginas, esto puede convertirse en un inconveniente si no se maneja bien. Sin embargo, la recta final de la obra es impecable. Es en la narración de la batalla contra los koloss cuando pude contemplar y comprobar, por primera vez, la verdadera proeza de escritor que tantas veces antes me habían dicho que es Brandon Sanderson. 

En cuanto al desarrollo de los personajes, es muy interesante el crecimiento de algunos secundarios como Sazed o la incorporación de otros como Tindwyl. El primero de ellos otorga a los momentos de pausa el esplendor necesario para que la trama no se sienta vacía, mientras que el segundo le da una nueva frescura imposible de conseguir con los que ya conocemos. Ambos, además, protagonizan las mejores reflexiones, lo que supone un alivio cuando parece que el argumento descarrila enfocándose en un triángulo amoroso muy fuera de lugar. 

En definitiva, Nacidos de la Bruma se dirige hacia su esperado desenlace en tanto que Sanderson trata de esconder sus debilidades y empieza a dejar un atisbo de sus fortalezas. El Pozo de la Ascensión cae en la maldición “del libro de en medio”, pero promete un final apasionante para una trilogía que no ha parado de demostrar que tiene potencial. La tercera y última entrega parece el momento perfecto para hacer uso del mismo.

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