Reseña: ‘Majestad’, la continuación perfecta para ‘American Royals’



Título: Majestad (American Royals, #2)
Autora: Katharine McGee
Traductor: Manuel de los Reyes
Editorial: RBA Molino
Páginas: 432
Fecha de publicación: febrero, 2021
Sinopsis: Cuando formas parte de la realeza, todo el país opina sobre cómo debes vestir, cómo debes actuar y a quién deberías amar.

Cuando quieres formar parte de la realeza, harás todo para captar esa atención.

El poder es embriagador, como el primer amor puede dejarte sin aliento. Desde su nacimiento, la princesa Beatrice lo posee. La princesa Samantha nació con menos. Algunos, como Nina González, se sienten atraídos por él. Otros se abrirán camino para conseguirlo. Sí, estamos pensando en tí, Daphne Deighton.

Mientras América intenta acostumbrarse a ver a una mujer en el trono... Beatrice lidia con todo lo que perdió cuando ganó la corona; Samantha está ocupada haciendo honor a su fama de princesa fiestera; Nina intenta evitar el palacio y al príncipe Jefferson a toda costa, y un peligroso secreto amenaza los planes que Daphne ha trazado para dar caza al príncipe Jefferson.

Un destino era algo que te sucedía, que caía sobre ti como la lluvia por muy desesperadamente que intentaras guarecerte de él. Si caminabas a su encuentro con la cabeza bien alta, en cambio, ya no era tu destino..., sino, sencillamente, el futuro.

Dicen las malas lenguas que cuanto mayores son las expectativas que se tienen de un libro, mayores son las posibilidades de que te acabe decepcionando. Y posiblemente las malas lenguas estén en lo cierto. Sin embargo, cuando se trata de Katharine McGee, la cosa es diferente. Con su brillante trilogía El piso mil, la autora parecía ser uno de esos titanes que llegan y nuncan decepcionan. Con American Royals, McGee no ha hecho más que demostrar que lo es.

Majestad supone la segunda —y, al parecer, última— parte de la serie, y comienza exactamente seis semanas después de los tumultuosos eventos con los que finaliza la primera entrega. Tratarse de la heredera al trono nunca prometió ser tarea fácil, y Beatrice deberá elegir entre América o su propio corazón. Por otro lado, Sam se encuentra batallando por ser fiel a sí misma mientras se intenta convertir en la persona que se espera de ella, aunque esas sean cosas completamente opuestas. Las vidas de Daphne y Nina, asimismo, siguen girando alrededor de Jeff, pero ahora con objetivos distintos: en tanto que Daphne lucha por enamorar al príncipe para subir posiciones sociales, Nina hará todo lo posible por alejarse de él. Todos esos conflictos que se quedaron abiertos en American Royals cogerán más protagonismo que nunca en Majestad, que los estrujará y retorcerá a la vez que nos regala otros nuevos.

Y es que, pese a que tuviera todas consigo para tratarse de una continuación predecible e incluso demasiado prolongada, no hay forma de que logres averiguar cómo terminarán las cosas en esta segunda entrega de la serie. Las relaciones entre los personajes evolucionan tan rápido como lo hacen ellos mismos, y en lugar de sentirse forzado, le otorga más emoción a cada una de las páginas. Además, Majestad vuelve a contar con personajes complejos, romances complicados y secretos que amenazan con salir a la luz, una fórmula repetida ya en las obras de McGee pero que, en lugar de aburrir o cansar, enamora cada vez más. Como un mago que aprende un truco y lo refuerza con cada ensayo, la autora ha aprendido a ser la reina del drama y se le da de maravilla.

Por otra parte, disfruté mucho del mensaje de empoderamiento femenino que transmiten las protagonistas de la novela, donde son ellas las que toman las riendas en todo momento. Era evidente que el hecho de que este alternativo Estados Unidos fuera a tener su primera reina sería objeto de debate por su sociedad, y McGee toca el tema desde un punto de vista feminista muy necesario. De igual modo, la aparición de un personaje racializado miembro de la realeza da también lugar a que se hable sobre el racismo, lo que termina de convertir a Majestad en un libro bastante más crítico y político que su predecesor.

Sin embargo, sí que tengo una pega, la única pega, y tiene que ver con el final. Siempre tenía en mente que American Royals era una trilogía, y cuando terminé la novela estaba convencido de que tendríamos una tercera parte. Enorme fue mi sorpresa cuando decubrí que no, que eso era todo, que probablemente este sería el desenlace. Y sé desde El piso mil que la autora es una gran amante de los finales abiertos, pero este no se siente como el verdadero final de la serie. Majestad es una auténtica joya como continuación de American Royals, pero quedan demasiadas tramas incompletas como para considerarla una conclusión redonda. Aunque las ventas, como siempre, tendrán la última palabra, ojalá obtengamos ese tercer libro. Es de extrema necesidad. En serio.

Como conclusión, y al igual que sucede con el resto de obras de la autora, Majestad no tendrá ni la prosa más bonita ni la trama más original del universo, pero es una lectura absolutamente divertida que no se puede pasar por alto. Una lectura que, de hecho, seguramente se convierta en una de mis mejores del año.


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